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Grecia ha conseguido ganar tiempo y de momento, solo eso, tiempo. El pasado fin de semana se aprobó la entrega, con rebaja, del último tramo del primer rescate. Con ello lo único que se ha logrado es poder respirar y tener algo más de margen para ejecutar un plan controvertido. Europa tendrá que replantearse sus políticas y Grecia demostrar que realmente está dispuesta a transformar su maltrecha economía, ajustarse el cinturón y con ello salir de la crisis en el medio y largo plazo.
Hay muchos que opinan que el país heleno nunca podrá hacer frente a su deuda y que tarde o temprano caerá, y ciertamente, hay motivos para creer que puede suceder. Pero afortunadamente, desde mi punto de vista, este pronóstico, no tiene por qué hacerse realidad. Grecia necesita tiempo para adquirir credibilidad y evitar las altas tasas de interés que provocaría una carga excesiva de la deuda que, a su vez, la llevarían a un incumplimiento futuro de sus obligaciones. Sin embargo, estoy convencida de que sería capaz de hacer frente a sus obligaciones, si pudiera contar con una tasa de interés de su deuda similar a las de Alemania o Francia. Como precisamente es tiempo lo que no tiene, es posible plantear que la eurozona acepte que, en su segundo rescate los plazos que se planteen sean largos y el tipo de interés que tenga que pagar se aproxime al 3% y se mantengan durante todo el periodo en tipos bajos. Además Grecia necesitaría crecer económicamente, al menos, un 3% anual y la deuda contraída en el primer rescate ser renegociada parcialmente ampliando sus plazos. De esta manera, sería posible que los mercados recuperaran la confianza en la zona euro y Grecia podría pagar su deuda a largo plazo. Esta opción de bajar los tipos de interés fue bien vista recientemente por Axel Weber , ex presidente del Bundesbank, que comentó: “es evidente que los países tienen más que perder en el caso de que Grecia entre en quiebra o salga del euro, de forma desordenada, que asumir esta tasa de interés”.
La historia nos demuestra que las fuerzas del mercado siempre son más fuertes, a la larga, que toda la voluntad política que pretende contenerla. Los mercados están muy atentos a los pasos que se dan en Europa para gestionar la crisis y los parches no van a ser aceptados indefinidamente. Standard & Poors, la agencia de calificación crediticia, lo ha dejado claro este lunes, las soluciones que se están planteando hasta ahora para resolver la crisis de los bonos soberanos de Grecia, los considera tóxicos y por lo tanto dichos créditos, llevarían a la calificación de quiebra a Grecia. Se espera de Europa contundencia en sus decisiones y que sea capaz de medir bien los tiempos que disponen para ejecutarlas. Si realmente el objetivo es mantener la Unión Europea, ha llegado el momento de intentar unificar los bonos de la zona euro con una tasa de interés común, no solo para el caso de Grecia. Con ello se estarían dando los primeros pasos hacia una unión fiscal y posteriormente a un federalismo europeo.

Raquel Lucía Pérez Brito
Economista, abogada y Licenciada en Ciencias Políticas
@errelu