NovRdZptNo se puede decir que a los españoles nos haya cogido por sorpresa el adelanto electoral; es más, lo único que no teníamos claro era la fecha.
Si analizáramos los motivos que Zapatero ha podido tener para el adelanto de las elecciones es evidente que hay muchas explicaciones sólidas y seguramente que se entrelazan. El presidente se encuentra en una situación política muy complicada y las presiones le llegan por distintos frentes.
Es posible que el nuevo candidato del Partido Socialista Obrero Español le haya convencido de la conveniencia del momento, pensando en los futuros resultados electorales de su partido después de conocer los datos del barómetro del CIS (en el que el PSOE ha recortado en tres puntos la ventaja que le saca el Partido Popular).
O que haya analizado que para aprobar los presupuestos generales del Estado del próximo año tendría que contar con el apoyo de los partidos nacionalistas y las negociaciones, que no serían fáciles, desgastarían aún más al Gobierno. También podría ser que, analizada la situación económica de España, hubiera llegado a la conclusión de que no podía dilatar más esta situación de interinidad en la que se sostiene, ya que no logra obtener la confianza de los inversores.
Cualquiera de estas opciones, o todas a la vez, han podido motivar la decisión del presidente de acabar prematuramente la legislatura. Pero desde mi punto de vista, lo menos importante en este momento es saber los motivos, pues la decisión está ya tomada, pero sí es interesante intentar prever las consecuencias que para las fuerzas del mercado podrá tener el adelanto electoral en nuestro país.
Profundizando en este tema y haciendo un pequeño resumen de lo que ha ocurrido en los últimos meses, podríamos concretar que nuestro país ha pasado por momentos muy complicados en los que se ha visto muy castigado por la desconfianza existente en los mercados internacionales. No en vano, la prima de riesgo, hace escasamente unas semanas, llegó a situarse en 380 puntos básicos, el diferencial entre el bono de la deuda soberana española a 10 años y el equivalente alemán ascendió, de un día para otro, hasta alcanzar el 6,2 %, mientras que Alemania se situaba en el 2,5%. Las caídas en la bolsa han sido llamativas para luego volverse a recuperar tímidamente.
Todo este panorama me lleva a pensar que la decisión de Zapatero ha sido acertada. En lo que discrepo es en que no haya decidido cerrar la legislatura en agosto y de esa manera avanzar las fechas de los comicios para octubre. Esta situación de casi cuatro meses de incertidumbres no nos beneficiará.
Nuestro país necesita convencer a los acreedores de que somos capaces de ejecutar las reformas estructurales necesarias para que España recupere el crecimiento y llegue a alcanzar grados de competitividad similares a otros países europeos. El adelanto de las elecciones puede permitir creer en un cambio de gobierno que sea capaz de tomar las riendas de la situación.
Es previsible que, por el simple hecho de que se haya confirmado la fecha de las elecciones generales, la prima de riesgo del país pueda bajar hasta situarse en cifras soportables, incluso por debajo de los 200 puntos básicos. Se podría entender que los mercados estarían dispuestos a dar un margen de confianza a nuestro país, hasta que el nuevo Gobierno, independientemente del partido que sea, tome las riendas de la situación y demuestre su capacidad de gestionar con agilidad y eficiencia contando con el respaldo que da las urnas.


Decisiones insuficientes

A España, junto con los países de la periferia de Europa, e Italia no les ha venido nada bien que las decisiones que se tomaron el jueves de la semana pasada por los líderes de la eurozona no llegaran más lejos y se centraran, simplemente, en la dirección de afrontar el segundo rescate de Grecia y un ‘plan Marshall’ para favorecer el crecimiento económico de ese país.

Se esperaban por parte de la Unión Europea acuerdos que afectaran a las estructuras de la propia Unión y que se establecieran mecanismos de control de las políticas económicas y fiscales de los países miembros. Se han vuelto a posponer decisiones importantes y necesarias, que lo único que ponen de manifiesto es que Europa está en una situación de vulnerabilidad en la que los países miembros parecen no tener claro cuál debe ser su futuro. Por lo tanto, lo lógico será que los mercados reaccionen contra los eslabones más débiles de la cadena, y entre esos eslabones se encuentra España.
Es más que previsible que las agencias de calificación como Moody’s, tal y como ya ha advertido, tengan en mente volver a bajar la calificación de la deuda española y sólo el hecho de haber hecho público ayer el adelanto de las elecciones en España puede mitigar el riesgo. Por otro lado, si realmente se consigue que los mercados le den un respiro en estos meses a España, hasta que se forme un nuevo gobierno, la bolsa se estabilizará, permitiendo que las cajas, que se están reestructurando en estos momentos y estrenando en el parqué, puedan afrontar la transformación con éxito.
El nuevo Gobierno comenzará su andadura a principios del año 2012 y hasta entonces, hasta que se celebren las elecciones, quedan muchos meses en los que el presidente debería proponer crear un gabinete de consenso en el que participen todos los partidos para que España sea capaz de dar la imagen de unión y decisión de cambio que piden los agentes externos. Este acuerdo por España no sólo debe ser deseable, sino posible.

Raquel Lucía Pérez Brito
Economista, abogada y Licenciada en Ciencias Políticas
@errelu